Suelo – salud económica y salud humana

Desde los orígenes de la humanidad, la relación entre el hombre y el suelo ha sido fundamental para su supervivencia y desarrollo. Nuestros antepasados dependían directamente de la tierra para obtener alimentos, medicinas y materiales esenciales para la vida cotidiana. 

A través de la recolección de frutos silvestres, raíces y posteriormente el desarrollo de la agricultura, el ser humano aprendió a identificar y valorar los suelos más fértiles, comprendiendo que la calidad y diversidad de los nutrientes en los alimentos dependía en gran medida de la riqueza del suelo donde crecían las plantas.

El suelo no solo provee soporte físico a las plantas, sino que es la fuente principal de minerales y nutrientes esenciales para la nutrición humana. La flora microbiana presente en los suelos fértiles facilita la absorción y transformación de estos nutrientes, incrementando así la densidad nutricional de los alimentos que consumimos. A lo largo de la historia, las civilizaciones que lograron desarrollar técnicas para mantener y mejorar la calidad del suelo, como la rotación de cultivos, el uso de abonos orgánicos y la conservación de la biodiversidad, también lograron mantener una mejor salud y prosperidad.

Ejemplos de esta realidad han suido evidentes en todo el mundo y sin mencionar algo lejano, es el caso de la industria lechera nacional, que en búsqueda de defenderla como industria hace no muchos años por sus efectos en la liberación de metano a la atmósfera, se logró medir en forma más precisa la influencia del suelo y su población microbiana en la cantidad de proteína que la leche podía llegar a contener.

La relación fue directa al relacionar los suelos en que se cultivaban los forrajes para las lecherías, siendo su contenido proteico consecuencia de la variabilidad y cantidad de flora microbiana, incluidas, bacterias, hongos protozoos y nemátodos.

El mimos fenómeno sucede con nuestra salud humana y la relación que nuestros alimentos mantienen con el suelo, cómo se nutren, cómo se riegan y qué aplicamos sobre ellos…

Hoy en día, la creciente conciencia sobre la importancia del suelo en la cadena alimenticia nos conecta con ese saber ancestral, recordándonos que la salud del ser humano está intrínsecamente ligada a la salud de la tierra. La densidad nutricional de los alimentos que consumimos depende, en gran medida, de la vitalidad y equilibrio del suelo del que provienen, reafirmando así el vínculo esencial entre el hombre y el suelo a lo largo del tiempo.

Si bien lo anteriormente expuesto puede sonar algo poco comprobable, hoy lo podemos medir periódicamente o por lo menos un par de veces al año y acorde a los  resultados planificar programas nutricionales sincronizados con esa realidad, considerando no sólo las unidades típicas y tradicionales de nutrición (N:P:K y resto de macro nutrientes y micronutrientes) sino más bien grado de actividad microbiana en el suelo. 

Como una muy buena forma de leer lo que sucede en el suelo indirectamente, es la utilización de análisis de savia, los que permiten detectar en el flujo tanto xilemático como floemático macroelementos como Fósforo, trazas de Silicio, Cobalto y algunos otros elementos en ínfima cantidades, pero que revelan que existe una vida microbiana activa base de alimentos de alta densidad nutricional.

Conocer bien un suelo, nutrirlo y regarlo apropiadamente son los pilares fundamentales y prioritarios en cualquier proyecto frutícola, ya que cada uno de estos aspectos influirán no sólo en la producción total sino también en la calidad final del producto.

Por todo lo anterior, más que volvernos locos adicionando insumos agrícolas a nuestros cultivos y suelo, debemos conocer primero qué tenemos bajo nuestros pies y luego de eso elegir las mejores estrategias de riego y nutrición, ya sean foliares y por riego.

Sumado a lo anterior es clave y será tema en otra oportunidad la protección del suelo a la radiación como también a los daños causados por nuestra propia existencia y los manejos agrícolas convencionales.

Renzo Canepa Gutierrez
Chile
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Agro Canepa SpA