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Cada año, por estas fechas, California se retira silenciosamente del mercado. Muy poca cosecha. Volumen insignificante. Sin influencia en las cifras semanales de oferta. Y cuando eso ocurre, algo importante cambia en el mercado del aguacate: el freno se suelta.
Cuando California está presente, aporta disciplina de manera natural. Los productores californianos no persiguen volumen a cualquier costo. Cuando los precios no tienen sentido, la fruta permanece en el árbol. Ese comportamiento actúa como estabilizador: modera las oscilaciones de precios, sostiene el valor y obliga al mercado a responder a la lógica económica más que al impulso.
Cuando California desaparece, el mercado pierde ese contrapeso.
La oferta de ultramar se convierte en el único motor. México, junto con otros orígenes, atiende la demanda de manera agresiva. Si los precios suben, el volumen responde rápidamente. Si los precios bajan, la reacción suele ser más fruta, no menos. Sin un mecanismo natural de regulación, el mercado se vuelve más reactivo y más volátil.
El comportamiento minorista también cambia. Los compradores se acostumbran a las estructuras de precios de la oferta externa. Las promociones se construyen en torno a la disponibilidad más que al valor. La disciplina en los calibres se relaja y la narrativa sobre el origen se diluye. Con el tiempo, el mercado se ajusta a un punto de referencia más bajo —no porque la calidad haya disminuido, sino porque la oferta carece de freno incorporado.
Esto cobra relevancia cuando California regresa.
Cada primavera, la fruta californiana reingresa a un mercado que ha pasado meses operando sin freno. Las expectativas de precios están comprimidas. Los compradores se han acostumbrado a la abundancia. La historia del valor debe reconstruirse, muchas veces desde cero, incluso cuando la calidad y la experiencia de consumo mejoran de manera notable.
El papel de California en la industria del aguacate nunca ha sido dominar el volumen. Siempre ha sido aportar equilibrio. Cuando está en el mercado, obliga a la oferta a comportarse. Cuando no está, el sistema depende por completo de la producción externa —y las oscilaciones se amplían.
Al avanzar en los meses de invierno, conviene recordar que la ausencia de California no solo cambia el origen de los aguacates. Cambia la manera en que funciona todo el mercado.
California no solo provee aguacates; provee equilibrio. Y el mercado siempre nota cuando falta.
Gary Clevenger
Freska Produce International, LLC
gary@freskaproduce.com





