Hay campañas que comienzan con ruido, otras con cautela y algunas, como la que inicia Ecuador, con señales que obligan a leer más allá de los primeros embarques. El arranque de esta temporada no solo marca el movimiento natural del calendario; marca también un punto de inflexión para un origen que busca reencontrarse con su mejor versión después de varios ciclos complejos.
La cosecha temprana en la zona centro-norte ya permitió los primeros envíos. No son grandes volúmenes todavía —como corresponde al primer raleo—, pero sí suficientes para revelar lo que realmente importa en esta etapa: la recuperación del calibre. Después de un año en el que predominó la fruta pequeña y los calibres medianos sostuvieron el grueso de la oferta, 2025 muestra una corrección largamente esperada. Los calibres grandes duplican su participación y podrían representar cerca de un 30% de la fruta exportable. No es un detalle menor. Ningún origen puede aspirar a protagonismo internacional si no garantiza calibres que generen valor económico y consistencia de marca.
Paradójicamente, este avance se da en un contexto de menor volumen total. La buena noticia es que, aun con menos kilos, hay menos merma no exportable. La cara menos cómoda del escenario está en el mercado interno, donde los precios siguen en niveles que no veíamos hace cuatro años. Esto plantea una tensión inevitable: un mercado doméstico atractivo puede tentar a muchos productores y condicionar la disponibilidad exportadora. Esa competencia entre destinos no suele aparecer en los discursos oficiales, pero determina silenciosamente la realidad de las semanas críticas de cada temporada. Ecuador tendrá que manejar esa presión con precisión quirúrgica si quiere mantener una curva exportadora estable.
A la complejidad local se suma una lectura internacional que requiere menos entusiasmo y más lucidez. Noviembre fue un mes incómodo en precios para varios orígenes, en parte porque la estacionalidad volvió a diferenciar valores por país con más fuerza de lo usual. Chile empujó volúmenes relevantes hacia Europa y mantendrá presencia a inicios del 2026, justo cuando Ecuador entra con más regularidad. Si bien se espera una recuperación en los valores del Hass hacia fin de año, los mercados ya no reaccionan solo a la oferta disponible, sino a la capacidad de cada origen para sostener su propuesta de valor más allá del precio.
Europa será, nuevamente, el mercado decisivo para Ecuador. Pero no será un mercado sencillo. La ventana ecuatoriana se extiende potencialmente hasta la semana 20 o 22, coincidiendo casi por completo con la salida peruana. Ese cruce estacional, tan conocido como inevitable, exige estrategia más que suerte. Colocar fruta en Europa durante ese periodo es una prueba de disciplina comercial: demanda rotación, lectura de señales y decisión para evitar desbordes en semanas en que cada error se paga con velocidad.
En paralelo, Ecuador se prepara para auditorías clave de GRASP y Rainforest en su grupo de fincas asociadas. Puede parecer un asunto administrativo, pero en 2025-2026 es mucho más que eso. La competitividad ya no está definida solo por calibre y precio; hoy depende también de la capacidad de demostrar responsabilidad social y ambiental con evidencias, no con promesas. Las certificaciones no solo abren mercados: blindan reputaciones. Y en un escenario de competencia feroz, la reputación puede convertirse en la diferencia entre ser opción o ser alternativa.
Pero lo más relevante de este arranque no está en las primeras semanas, sino en lo que anticipa para 2026-2027. Con el ciclo fenológico volviendo a equilibrarse y un comportamiento de calibres más sano, Ecuador se prepara para lo que podría ser su mejor campaña en cinco años. No es una predicción complaciente, sino la consecuencia lógica de un origen que viene corrigiendo exceso de carga, ajustando manejo y aprendiendo de temporadas en las que la oferta superó la capacidad real del mercado.
Si algo deja claro este inicio de campaña es que Ecuador está frente a una oportunidad que no puede subestimar. Tiene fruta más alineada al estándar comercial, un mercado internacional que recupera ciertos equilibrios y un ciclo productivo que parece ordenarse. Pero también enfrenta una competencia más sofisticada, un mercado interno que seduce con precios altos y un calendario que no perdona improvisaciones.
La temporada comienza bien, pero no brillantemente. Y quizás ese sea el mejor punto de partida posible: un escenario que invita a la ambición, pero que obliga a la disciplina. Si Ecuador administra bien esta tensión, la campaña 2026-2027 no será simplemente un buen año; será el año en que el origen termine de demostrar que la calidad, más que el volumen, es su verdadero camino de crecimiento.
Santiago Pinto
Director Iteranza
spinto@interanza.com
Ecuador





