Diseño de una linea de proceso Paso 2. Tecnología vs. Inversión

En las últimas décadas, el crecimiento sostenido de la industria de la palta ha conllevado a una  mayor demanda por procesos postcosecha eficientes, en particular el calibrado y empaque de  la fruta.  

Dentro de nuestro Plan Maestro, la selección de una línea es una decisión estratégica, donde se  enfrentan dos variables críticas: el nivel de tecnología disponible y la magnitud de la inversión  requerida. Esto además de la relación a largo plazo que generamos con el fabricante de la línea,  que por encima de su rol como proveedor se transforma en un socio clave para la operación.  

Entonces nos enfrentamos al dilema…. debemos invertir en mayor tecnología (automatización,  calibrado electrónico, visión artificial y otros) o cuidar el gasto priorizando soluciones manuales  o semiautomáticas?  

El mercado nos ofrece un amplio abanico de marcas, de distintos orígenes, tecnologías, precios,  referencias, todas con el mismo propósito, y aunque bajo condiciones similares, con resultados  distintos, llámese capacidad de proceso, el trato de la fruta, precisión en la segregación, costo  de operación, grado de dependencia de la mano de obra o, en su defecto, nivel de automatismo.  

Como es natural, aspiramos a contar con la mejor línea para nuestra fruta, y al menor precio  posible, pero valgan verdades, a más tecnología mayor resulta el monto de nuestra inversión.  

La tecnología aplicada a las líneas de calibrado y empaque ha evolucionado de manera brutal.  De los procesos manuales a los mecanizados, tema tratado en una entrega pasada, hoy los  sistemas actuales incorporan electrónica de alta precisión, equipos con visión artificial y  softwares de trazabilidad que garantizan uniformidad, reducción del error humano y el  cumplimiento de los estándares. Este nivel de automatismo asegura velocidad en el proceso,  una clasificación y calidad estandarizada y sostenida, y una mayor capacidad para el manejo de  grandes volúmenes de fruta. Sin embargo, la adopción de tecnología de vanguardia requiere  fuertes inversiones de capital y un soporte técnico altamente especializado para el  mantenimiento de la línea, y en particular la actualización oportuna de los softwares que  permiten trabajar la línea.  

Si bien las alternativas económicas, basadas en procesos manuales o semiautomáticos, ofrecen  ventajas en términos de flexibilidad y accesibilidad, presentan limitaciones en velocidad,  precisión, trazabilidad, trato gentil de la fruta, lo que puede afectar el precio de colocación de  nuestro producto en los mercados cada vez más exigentes.  

La decisión entre priorizar tecnología o presupuesto depende de factores como el volumen de  producción, el destino de exportación, el costo y oferta de la mano de obra local y el horizonte  de crecimiento de la empresa. Para productores pequeños o medianos, una solución híbrida,  que combine clasificación mecánica con alta intervención manual, puede resultar adecuada en  tanto asegure calidad aceptable a costos controlados. En cambio, para exportadores de gran  volumen, la inversión en sistemas de alta tecnología se justifica por su impacto en productividad,  consistencia y acceso a mercados premium. Y esto toma más protagonismo cuando la mano de  obra además de escasa es cara. 

Entonces, cómo llegar a un punto de equilibrio? cuánta tecnología debemos considerar para  partir con nuestro proyecto? Cuánto estamos dispuestos a invertir? Tengamos muy claro que  sobredimensionar un proyecto, puede conllevar a abortarlo antes que vea la luz. Por ende, es  mejor dar un paso a la vez y en función a la evolución de nuestras exportaciones optar por  tecnología de avanzada, en el pretratamiento, en el calibrado, empaque, movimiento de cajas,  fin de línea, etc. Se hace necesario plasmar en nuestro plan maestro la ruta de evolución e  inversión en nuestra línea de calibrado-empaque, dentro del horizonte de trabajo establecido.  

En países en donde la mano de obra además de escasa tiene un alto costo, no hay más opción  que diseñar la línea con un alto nivel de automatismo y con tecnología de vanguardia. Esto es  muy habitual en Europa y Norteamérica.  

Por el contrario, en países en donde hay disponibilidad de mano de obra a un costo razonable,  la opción más habitual es la de optar por sistemas híbridos, en donde coexisten cierto nivel de  automatismo con una alta intervención humana en el manejo de la fruta.  

Toda línea de clasificación de fruta tiene como equipo central al calibrador. Este es el equipo  más crítico, por su impacto en el resultado, y es este equipo el que marca la diferencia entre un  fabricante y otro. El gran desarrollo tecnológico se ha centrado en el proceso de calibrado. De  los sistemas mecanizados, a la electrónica de precisión, para luego llegar a los sistemas de óptica  avanzada, hoy nos encontramos frente a un universo de posibilidades con la inteligencia artificial  (IA), campo que busca crear soluciones capaces de imitar la inteligencia humana a través de  algoritmos que habitualmente los usuarios programan con datos. Hoy la IA pone a nuestro  servicio el Machine Learning (ML) o aprendizaje autónomo, esto es la mejora del desempeño de  un equipo a medida que va generando datos, día tras día en el proceso de la fruta. El ML se basa  en algoritmos más avanzados, similares a las redes neuronales, los que aprenden de los datos  que generan sin necesidad de la programación por los operadores.  

Pero como en todo orden de cosas, hay desventajas, y el mayor riesgo en nuestra línea de alta  gama, es el riesgo de obsolescencia tecnológica. Los avances en automatización suelen ser tan  rápidos, que cuando estamos inmersos y dependientes de los avances tecnológicos, tenemos la  necesidad y presión por la mejora continua, para no quedar fuera de los mercados cada vez más  exigentes. Por lo tanto, tener claro el costo adicional futuro por tener nuestra línea al día es otra  variable a tomar en cuenta.  

Teniendo claro el rango de precio dentro del que debemos definir la compra de nuestra línea, el  siguiente paso será dimensionar la capacidad y definir al proveedor de esta. En esta etapa es  muy importante hacer un correcto proceso de homologación, para no perder la objetividad en  el comparativo. Más allá de toda variable que podamos tomar en cuenta, considero que el punto  crítico es la postventa, no en el aspecto comercial, sino por sobre todo la asistencia técnica local.  

Es natural que pretendamos una línea nueva de fábrica, pero no descartemos la opción de los  equipos de segundo uso reacondicionados, pero para ello asesorémonos adecuadamente. Como  en todo hay proveedores y proveedores, hay que informarse. Conozco empresas que partieron  bajo esta modalidad y sólo cuando el negocio lo justificó migraron paulatinamente a tecnologías  de vanguardia. 

En conclusión, no existe una respuesta única frente al dilema entre tecnología e inversión. La  elección debe sustentarse bajo un análisis costo-beneficio alineado con la estrategia comercial  y las condiciones del entorno operativo. No obstante, la tendencia global apunta hacia una  mayor automatización, lo que sugiere que, a largo plazo, quienes inviertan en tecnología estarán  mejor posicionados para mantener competitividad en el mercado internacional de la palta.  

Los factores que debemos tener presente para decidir nuestra línea son el volumen de campaña,  el mercado de destino, costo de mano de obra local, disponibilidad de capital para inversión y  el horizonte de crecimiento de la empresa. La elección del proveedor es un tema crucial, es una  suerte de matrimonio a muy largo plazo.  

Priorizar tecnología o presupuesto es una decisión propia de cada empresa. Por encima del tema  económico es importante que se tome en cuenta aspectos técnicos y la calidad sostenida que  queremos entregar a través del producto final.

Ricardo Acha
Gerente General –
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