Analogía entre jerarquías de necesidades humana y vegetal, para lograr productividad

Abraham Maslow, fue un psicólogo estadounidense conocido como uno de los fundadores y principales exponentes de la psicología humanista, corriente psicológica que postula la existencia de una tendencia humana básica hacia la salud mental y se manifestaría como una serie de procesos de búsqueda de la   autorrealización.

La tesis central de la pirámide de las necesidades, que ha tenido aplicación en diversos campos incluso más allá de la psicología, expresa que los seres humanos tienen necesidades estructuradas en diferentes estratos, de tal modo que las necesidades secundarias o superiores van surgiendo a medida que se van satisfaciendo las más básicas.

Tal como Maslow desarrolló lo anterior, el agrónomo regenerativo estadounidense John Kempf elaboró la Pirámide de Salud Vegetal, compuesta por 4 niveles de desarrollo, tal como se describe en la gráfica siguiente:

Es importante destacar que cada una de las etapas descritas anteriormente se traslapan entre sí y cada una de ellas es dependiente de la función que desarrolla en un nivel inferior.

La fundamental y primaria es la fotosíntesis (caracterizada por la síntesis de azúcares idealmente complejos), para continuar con la síntesis de proteínas (transformación de amonios y nitratos en aminoácidos y proteínas) , lípidos y finalmente metabolitos secundarios.

Las plantas que logran mantener cada una de estas funciones en óptimas condiciones son resistentes a enfermedades y plagas, según su autor y en experiencias múltiples de campo.

Los dos primeros niveles se caracterizan por una inmunidad pasiva, dependiente del balance mineral químico interno  de las plantas, dado por la nutrición y el equilibrio químico en el suelo. 

Este estado puede conocerse a través de análisis de savia, símil de un examen de sangre humano, en el que se puede conocer los balances catiónicos y aniónicos que dan equilibrio al metabolismo interno de las plantas, en conjunto y también dependientes de cantidades adecuadas de elementos trazas.

En los dos siguientes niveles, la inmunidad de las plantas es activa, originada principalmente por el vigor existente en la biología presente en el suelo.

Similar al ser humano, los niveles superiores son dependientes de la microbiología, tanto intestinal para el ser humano, como la microbiología existente en el suelo para las plantas.

El contar con un suelo enriquecido con vida, proporciona a la planta la capacidad de desarrollar y expresar de forma más notoria los dos sistemas de resistencia conocidos, tanto la inducida como la adquirida (ISR y SAR).

La microbiología del suelo, además de permitir el desarrollo de estos tipos de resistencias en las plantas, las dotan de metabolitos secundarios, bases fundamentales de la densidad nutricional en los alimentos (frutos y verduras), cualesquiera sean ellos, pilares de una nutrición humana bien balanceada y enriquecida.

Por todo lo anterior es que al igual que una persona bien nutrida y con una buena flora intestinal será más sana y por lo tanto más productiva en diferentes ámbitos de la vida. Así también lo serán las plantas con sus niveles superiores más desarrollados.

Una buena nutrición mineral, basada principalmente en la relación sinérgica con la diversidad microbiológica del suelo, generará plantas más resilientes a estreses bióticos y abióticos, tolerantes e incluso resistentes a enfermedades y plagas, pero principalmente y que es lo que nos interesa como industria, más productivas.

Renzo Canepa Gutierrez
Chile
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Agro Canepa SpA