La necesidad de ser sustentables en la producción agrícola se ha ido haciendo cada día más un requisito para trabajar en la producción de alimentos.
Las cadenas de supermercados y en general la comercialización con países desarrollados se ha puesto más exigente con no sólo la calidad externa de los productos que comercializan con sus proveedores, sino que también con la composición interna de ellos, limitando y controlando el uso de ingredientes activos de productos fitosanitarios y moléculas químicas que aparecen en frutos nutridos con fertilizantes inorgánicos con altos contenidos de metales pesados.
El recurrir a la agricultura regenerativa, como estrategia para enfrentar estas demandas, permite no sólo cumplir las anteriores, sino que también mejorar la viabilidad en el tiempo de proyectos agrícolas de toda índole, con el mejoramiento de suelos y su flora microbiana.
De esta manera, la nutrición de los cultivos mejora no sólo en el contenido de macro y microelementos, sino que también permite aumentar la densidad nutricional de los alimentos, logrando así mejores contenidos de minerales y metabolitos secundarios fundamentales en la composición de moléculas que hoy en día adquirimos a través de suplementos alimenticios que ancestralmente estuvieron contenidos en los productos agrícolas.
Producto de la pandemia se generaron dificultades en los fletes navieros y por lo tanto un aumento en los costos de transporte de fertilizantes inorgánicos y otros productos fitosanitarios desde los países fabricantes a los países consumidores.
Esta realidad nos enfrentó a buscar alternativas de solución para nutrir nuestros cultivos, llevándonos a utilizar herramientas que existían antiguamente, pero que se habían desechado en muchos casos por comodidad, desconocimiento y convencionalismos.
Sin embargo, desde hace décadas existe investigación suficiente y pruebas concretas avalando la utilización de los procesos de descomposición de materia orgánica en beneficio de los cultivos, cualquiera sea. Más que sabido son los efectos positivos de la mínima o cero labranzas, la presencia de coberturas vegetales que mejoran la vida microbiana, infiltración y variabilidad de esta última o la incorporación del pastoreo de animales, entre tantas otras. Estos procesos naturales se inician especialmente con la vida microbiana en los suelos, para seguir ascendiendo en el reino animal y vegetal en diferentes cadenas tróficas.
El desarrollo y obviamente perpetuación de este tipo de vida en el suelo depende de la presencia de agua, pero también en gran medida de la intervención humana a través del uso racional o eliminación definitiva de fertilizantes inorgánicos, pesticidas, fungicidas y herbicidas entre otros.
Lo anterior no significa que lo que el hombre ha creado no sirva y haya que eliminarlo, sino más bien mejorar la forma en la cual se utilizan, más racionalmente y en armonía con nuestro entorno y todos los seres vivos que en éste habitan.
Todo ser vivo, hasta los que consideramos tradicionalmente como pestes o plagas en los cultivos, tienen un sentido de existir y es justamente hacerse cargo de organismos en deterioro. Deterioro generado por la intervención humana, especialmente por la eliminación de vida microbioma tanto en el suelo como sobre el follaje, con el uso indiscriminado de químicos sobre ambos.
Esta ausencia de vida microbiana además del uso indiscriminado de sales minerales ha generado en los cultivos desequilibrios o desbalances nutricionales además de niveles de pH y azúcar en savia dañinos para los cultivos, siendo las plagas y enfermedades los síntomas de su existencia.
Lo anterior no sólo la productividad, sino el fin mayor que debiéramos darle a la producción agrícola, que es producir alimentos que sean medicina para el hombre, razón de ser de su existencia como un eslabón más de la cadena trófica en nuestro planeta.
Hoy en día existe el conocimiento necesario para lograr estos equilibrios en las plantas y sólo nos falta la voluntad y la disciplina de conocer más de cerca lo que pasa internamente en ellas y su entorno, para lo cual existen herramientas muy útiles entre otras tales como:
- Análisis de Microbiológico de suelos.
- Análisis Químico de suelo.
- Análisis de Pasta Saturada.
- Análisis de Savia, por la similitud con los análisis de sangre que como humanos recurrimos para tener certezas respecto del funcionamiento de nuestro cuerpo y de los procesos metabólicos internos.
- Análisis de tejidos foliares ampliamente conocidos.
El desarrollo tecnológico abrumador que se he dado en las últimas décadas también ha estado presente en la fisiología y la analítica generando nuevos conocimientos y estrategias de nutrición especializadas.
Por lo anterior, sólo nos falta la voluntad y la disciplina de incorporar técnicas de cultivo antiguas, pero con mayor conocimiento y tecnología, pasando de suponer qué les pasa a las plantas a saber con certeza qué es lo que realmente necesitan.
Por lo anterior, si realmente comprendemos que tenemos una gran posibilidad de mejorar nuestra calidad de vida en la tierra y de todas las especies, sólo debemos
entender y estar conscientes que somos una especie que también se está regenerando.
Renzo Canepa Gutierrez
Chile
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Agro Canepa SpA