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La guarda de fruta es una práctica muy utilizada en el cultivo del aguacate. Muchos productores sienten y piensan que, al almacenar su fruta, tienen mayor control sobre el precio de la cosecha. Y aunque en ciertos años de baja oferta este razonamiento se cumple, permitiendo a los productores poner condiciones sobre los comerciantes, esta situación responde a fenómenos puntuales y no es la norma del mercado.
Actualmente, Chile enfrenta una mayor cosecha de aguacate para la temporada 2025-2026. En este contexto, es fundamental entender que la fruta debe ser cosechada en su punto óptimo para no afectar la producción futura. Tradicionalmente, la guarda busca ganar calibre y mejorar el precio; sin embargo, esta temporada no se logró dicho objetivo. En Chile, la guarda de fruta suele ser atractiva cada dos años, replicando un fenómeno similar al que ocurre en el mercado de la papa o la cebolla: un año de precios altos genera un aumento de plantaciones para la siguiente temporada, seguido de una caída de precios.
La temporada pasada, los precios del aguacate de guarda alcanzaron niveles históricos, llegando a $4.000 el kilo en abril y mayo en campo. Esto motivó a muchos productores a guardar fruta nuevamente, esperando resultados similares. Sin embargo, la realidad fue distinta: la oferta fue mayor y el consumo disminuyó debido a la situación económica del país, afectando negativamente los precios durante el verano y el otoño.
Después de un verano caluroso, la guarda de fruta impactó fuertemente a los huertos, afectando no solo la inducción floral para la floración de 2025, sino también incrementando los síntomas de hongos en la madera, especialmente en valles calurosos. El prolongar la guarda hasta casi 16 meses desde la floración y cuaja debilita el huerto, aumenta el añerismo y posterga labores fundamentales como la poda, esencial para mantener la productividad constante año tras año.
Debemos recordar que los huertos de aguacate son proyectos de largo plazo. El aguacate, además, no es hospedera de nemátodos, lo que le otorga una mayor longevidad en comparación con otros cultivos. Por ello, la propuesta más adecuada para los huertos chilenos hoy es cosechar una vez que se haya alcanzado la materia seca óptima, coincidiendo con la disminución de la oferta peruana en Europa. Esto abre una ventana de mercado favorable para la fruta chilena, permitiendo aprovechar precios altos.
Durante octubre, la oferta de aguacate Hass en Europa es muy baja, permitiendo que los productores locales venden incluso variedades como Bacon a precios elevados. Esta ventana debe ser aprovechada, trabajando bien el calibre y cosechando temprano, para alinear los huertos y asegurar una alta inducción floral todos los años. Guardar fruta hasta el otoño incrementa la presencia de plagas y enfermedades, afectando la nueva cuaja al no cortar a tiempo el ciclo de las amenazas.
Si a esto se suma una falta de poda, manteniendo huertos altos y oscuros, las plagas persisten durante toda la temporada. En Chile, gracias a la alta luminosidad, basta con podar y abrir la copa de los árboles para reducir significativamente las plagas.
La situación es distinta en países como Portugal, España y Marruecos, donde la materia seca se alcanza en octubre y noviembre. En esos países, la guarda se extiende a febrero o marzo sin afectar tanto la producción, ya que la floración comienza en abril. En cambio, en Chile, la guarda prolongada hasta el otoño siguiente impacta directamente la producción futura.
Si ordenamos las ventanas comerciales por país, Perú domina entre mayo y agosto, seguido de Chile entre agosto y diciembre. Luego, la falta de fruta en Europa entre diciembre y marzo podría ser aprovechada por la producción local. No obstante, un exceso de oferta —como sucede cuando Perú compite contra sí mismo— podría alterar este equilibrio.
Con estos antecedentes, lo recomendable para los productores chilenos sería guardar solo entre un 30% y 40% de la fruta, y solo año por medio, en años de baja oferta. Es urgente terminar con la práctica de guardar fruta todos los años, ya que está estancando la producción nacional de aguacate, que lleva cinco años sin mostrar crecimiento.
En comparación, en México (Michoacán) y en Colombia, las guardas son más equilibradas, ya que las cosechas van saliendo según los umbrales térmicos de cada finca, relacionados con las diferentes floraciones del trópico. Así, las guardas no son tan prolongadas ni afectan tanto la productividad como ocurre actualmente en Chile.
La guarda de fruta, tal como se está aplicando en el país, está afectando seriamente la productividad de nuestros huertos. Es momento de replantear esta estrategia, pensar en el largo plazo y asegurar la sustentabilidad de nuestra industria aguacatera.