Nos encontramos en la etapa final de la actual campaña del aguacate en Ecuador, culminando la cosecha de la floración que iniciamos en enero y que se ha extendido hasta marzo. Ha sido un periodo desafiante, marcado por factores climáticos que han impactado el volumen de producción, resultando en una disminución del 20% en relación con el año anterior. No obstante, las perspectivas para la próxima temporada nos llenan de optimismo, pues esperamos no solo recuperar esa pérdida, sino también sumar un incremento del 30% en la producción.
A medida que nos preparamos para la siguiente cosecha, proyectada para mayo y junio, se presenta una oportunidad clave: abastecer el mercado local con un producto de alta calidad. Este momento es crucial, ya que la demanda interna sigue siendo una prioridad y, con las condiciones climáticas actuales, prevemos que la fruta de este año supere la calidad de la anterior.
Por otro lado, los cambios ecológicos no solo han impactado nuestra región, sino que también han generado alteraciones en los ciclos de producción del hemisferio norte, incluyendo Europa. Esto representa una posibilidad estratégica para Ecuador: atender mercados de cercanía con una oferta que se destaca por su frescura y sabor.
Uno de los hitos más esperados en este cierre de campaña es la visita de APHIS en junio, que podría significar la apertura definitiva del mercado de Estados Unidos para nuestras exportaciones. Esto no solo diversificaría nuestras oportunidades de negocio, sino que también podría marcar un punto de inflexión en la expansión del sector aguacatero ecuatoriano.
Mientras concluimos esta etapa, ya estamos preparando el plan de trabajo para la próxima campaña, que comenzará en septiembre. Los retos persisten, pero también las oportunidades. Con estrategias adecuadas y un enfoque en la calidad, el sector puede consolidarse no solo en el ámbito local, sino también en los mercados internacionales más exigentes.
Santiago Pinto
Ecuador
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