La Sierra ecuatoriana, con su diversidad climática y geográfica, se ha convertido en el epicentro de un modelo de producción agrícola que combina calidad, sostenibilidad y asociatividad. A diferencia de otras regiones del país, la Sierra está caracterizada por pequeños minifundios, lo que plantea un reto significativo para la escalabilidad y la sostenibilidad de las operaciones agrícolas. Sin embargo, este desafío también ha impulsado un modelo asociativo que integra a productores pequeños y medianos en un sistema que prioriza la colaboración y la optimización de recursos.
En esta región, las condiciones climáticas juegan un papel crucial. Con temperaturas que oscilan entre los 6 y 24 grados Celsius a lo largo del día, y suelos ricos en minerales, la Sierra ofrece un entorno ideal para el cultivo de frutas de alta calidad. Además, los cambios drásticos de temperatura entre el día y la noche aumentan los grados Brix de las frutas, mejorando su sabor y contenido nutricional. Estas ventajas naturales, combinadas con el uso de tecnología y buenas prácticas agrícolas, permiten a los agricultores maximizar el rendimiento de sus cosechas.
El modelo asociativo ha demostrado ser clave para integrar a los pequeños productores en la cadena de valor global. La falta de grandes latifundios en la Sierra hace que sea necesario trabajar en alianzas que garanticen una oferta continua y sostenible a lo largo del año. Este enfoque colaborativo no solo beneficia a los productores locales, sino que también asegura una mayor consistencia y calidad en los productos destinados a los mercados internacionales.
Un ejemplo claro de este avance es la consolidación de polos de desarrollo en la región. Desde el norte del país, que lidera la producción con más de 10 años de experiencia, hasta el centro-norte y las zonas emergentes en el centro del país, la Sierra se está transformando en un motor de crecimiento económico para el sector agrícola. Estas iniciativas, apoyadas por tecnología, certificaciones y trazabilidad, están impulsando a Ecuador hacia un modelo de producción sostenible y competitivo.
El reto ahora es consolidar este crecimiento manteniendo el enfoque en la calidad y fortaleciendo las alianzas entre productores, comercializadores y mercados internacionales. La Sierra ecuatoriana tiene el potencial de convertirse en un referente global de producción agrícola sostenible, siempre y cuando sigamos priorizando la colaboración y la innovación en cada etapa del proceso productivo.
Santiago Pinto
Ecuador
spinto@interanza.com