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Las lluvias han sido las grandes protagonistas de las cosechas colombianas en las últimas semanas, dejando a los agricultores «pasados por agua» y con retos adicionales. Esta constante se ha convertido casi en una marca de identidad en el aguacate colombiano, afectando principalmente a los calibres pequeños y medianos. En las propuestas de compra ya comienzan a aparecer restricciones para calibres 26, 28, 30 y especialmente el 32, este último prácticamente excluido del mercado de exportación. Así, #avocadosfromcolombia pierde la oportunidad de ofrecer un tamaño que, bien manejado, puede ser una sabrosa porción individual.
Por otro lado, los precios del aguacate en el mercado han sorprendido en esta época, alcanzando entre COP 4,500 y COP 5,000, un nivel bastante alto para la temporada. Esto plantea una pregunta interesante: ¿cómo se alinearán los distintos actores de la cadena de abastecimiento para sostener estos precios y mantener la competitividad del aguacate colombiano?
En el mercado europeo, según reportes de #avobook, se están recibiendo alrededor de 200 contenedores semanales de aguacate Hass colombiano. Aunque los informes iniciales de calidad son buenos, es en la fase de maduración donde surgen problemas vinculados a las condiciones climáticas y nutricionales de las distintas zonas de producción. La demanda juega un papel clave aquí: cuando el mercado está ávido de producto, el flujo es constante; en cambio, si hay exceso de oferta, los importadores elevan sus exigencias de calidad y certificación, lo cual aumenta la presión sobre los productores.
Históricamente, noviembre es un mes de precios bajos en Europa y EE. UU., y este año no ha sido la excepción. Sin embargo, se espera que para la segunda semana de diciembre los precios mejoren, coincidiendo con la temporada navideña y el fin de año. Finalmente, queda por ver cómo estas lluvias actuales influirán en las cosechas del primer semestre de 2025, un factor que seguirá siendo clave en el futuro del aguacate colombiano.
Jorge Molina Duque
Colombia
