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Este año, el panorama de la cosecha de aguacates en Colombia ha tomado un giro inesperado. Con la cosecha principal adelantada por unas cuatro o cinco semanas, el mercado se ha llenado de fruta, especialmente de calibres pequeños. Las exportadoras, conscientes de la sobreoferta de calibres 28, 30 y 32, han optado por imponer restricciones o limitar sus compras a fruta de más de 130 gramos, una medida que, sin duda, influirá en los precios pagados en el campo y reducirá los valores de facturación.
A pesar de estos retos, las exportadoras tienen motivos para ser optimistas. La sanidad de la fruta ha sido destacada como de primera categoría, y las proyecciones para septiembre y octubre son favorables. Sin embargo, este optimismo se enfrenta a la realidad de un mercado cada vez más competitivo. A partir de la semana 41, competidores como Chile, Marruecos, Israel y España comenzarán a hacer sentir su presencia, lo que podría presionar aún más los precios.
Además, las cifras de CorpoHass indican que el 90% de los embarques colombianos están dirigidos a Europa, un hecho que no sorprende dado el fortalecimiento de México en el mercado estadounidense. Esto deja a Colombia con menos margen de maniobra en un escenario donde la competencia es cada vez más feroz.
Por si fuera poco, la llegada precoz del fenómeno de La Niña, combinada con problemas logísticos como la escasez de gasolina para aviones, añade otra capa de complejidad a un sector que ya de por sí está lidiando con suficientes desafíos. Ante este panorama, la industria debe estar preparada para ajustar sus estrategias y enfrentar una temporada que promete ser tan incierta como intensa.
Jorge Molina Duque
Colombia